Para triunfar en el ajedrez zulú, se requiere astucia y habilidad para posicionar y mover las fichas (conocidas como vacas) y capturar las del oponente mientras se defiende de los contraataques. Para ello, cada jugador debe idear una estrategia, reaccionar a la del oponente y, al igual que en el ajedrez internacional, ser capaz de anticipar varias jugadas. Además, jugarlo regularmente ayuda a desarrollar habilidades mentales (memoria, previsión, retrospección, estrategia, planificación, cálculo, predicción, etc.) muy útiles para resolver otros problemas que enfrentamos en el mundo real. Este juego es tan fácil de aprender como el tres en raya; pero, al ser mucho más complejo, requiere concentración y mucha práctica para vencer a un oponente competente. Grandes robles crecen de pequeñas bellotas, y con el tiempo, incluso un jugador novato puede adquirir las habilidades de un maestro pastor. Jugar al umlabalaba permite a jugadores de todas las edades activar procesos mentales latentes y agudizar la mente.