Entonces algunos soñadores comenzaron a atreverse, inspirados en la leyenda de Ícaro, improvisando alas que pretendían imitar el vuelo de los pájaros. Desde el comienzo, la exploración de esa nueva frontera causó sus víctimas, como el inglés Oliver que saltó desde una elevada torre usando un par de alas, o el italiano Damiani algunos siglos más tarde. Leonardo Da Vinci desarrolló una serie de estudios del vuelo de los pájaros, proyectando algunas máquinas interesantes, como el ornitóptero y el primer paracaídas. La revolución Industrial colocó a disposición del hombre la tecnología necesaria para construir finalmente una máquina capaz de levantar vuelo, ya en el siglo XX.
No es mi intención participar de la eterna discusión sobre quien fue el primero en volar, en mi humilde opinión, el avión fue consecuencia de una larga lista de fracasos y correcciones, hasta alcanzar el objetivo.
Cada uno de los locos soñadores contribuyó en mayor o menor grado, muchas veces sacrificando la propia vida, y adjudicar el resultado final a una única persona sería una gran injusticia a la memoria de todos ellos.
Dejando de lado el origen, podemos afirmar que la aviación ha sido impulsada y beneficiada por las dos guerras mundiales. Entre 1914 y 1918, las aeronaves se transformaron, como resultado de una espectacular evolución, y entraron en los años 20 como una nueva forma de transporte, después del nacimiento de las primeras compañías aéreas para mercaderías y pasajeros.
Vamos pues, a conocer detalles de esta evolución entre los años 1914 a 1918.
Nació en Uruguay, está radicado en Brasil desde 1982, donde trabaja como ilustrador publicitario y profesor de historia clásica.
Es autor de varios libros de Historia, tres atlas históricos de la Antigüedad clásica y más de veinte romances.