A las personas capaces de mediar entre los tres mundos del universo indonesio se las llama hechiceros o dukun, y se dice que poseen habilidades extraordinarias que se traspasan de maestros a aprendices. A veces, la muerte del maestro no pone fin a su conexiÃŗn con el aprendiz. La bendiciÃŗn del difunto maestro tambiÊn puede potenciar aÃēn mÃĄs a su discÃpulo, que se eleva a un nuevo nivel. Hay rituales especÃficos para convocar al mentor muerto, y si se produce un enlace, el aprendiz puede recibir un poder inimaginable; pero, a veces, el encuentro sale muy mal.
Nuestro protagonista, el hechicero de Medan, recibiÃŗ en sueÃąos la visita de su padre y maestro, quien le indicÃŗ que para conseguir un poder mÃĄgico sin precedentes debÃa beber la saliva de setenta mujeres jÃŗvenes. Como pensÃŗ que de ese modo tardarÃa una eternidad, aprovechÃŗ su fama como hechicero para tejer una trampa mortal para las mujeres que acudieron a Êl con sus problemas amorosos.