La agitación mental y la resistencia interior provocan tensión nerviosa, fatiga e incluso enfermedades prolongadas. Controlar las emociones, reducir el egoísmo y aceptar lo que no se puede cambiar son acciones esenciales para restablecer el equilibrio. El cuidado del cuerpo, especialmente la alimentación, la respiración y el descanso genuino, también son fundamentales para mantener la salud física y mental.
El libro destaca la importancia del silencio y la calma ante los desafíos, mostrando que la irritación y la resistencia a las diferencias externas son reflejos de conflictos internos. Ceder y abandonar las tensiones, en lugar de resistir, promueve la libertad emocional y mejora las relaciones interpersonales. La paciencia ante las personas difíciles, sin intentar controlarlas, fortalece la convivencia y contribuye al crecimiento personal.
También se abordan las dificultades del entorno familiar y conyugal, haciendo hincapié en que el equilibrio depende del esfuerzo individual de cada uno por cultivar la paciencia, el autocontrol y la empatía. La sensibilidad nerviosa, si no se gestiona bien, genera conflictos que pueden atenuarse mediante la comprensión y la disposición al diálogo y al respeto mutuo.
El verdadero descanso no consiste en la simple inactividad, sino en la combinación de una mente tranquila y un cuerpo relajado, lo que es posible gracias a una actitud consciente ante el trabajo y las tareas diarias. Las técnicas de visualización y relajación ayudan a superar la tensión crónica y la sensación de prisa que a menudo no tiene una causa externa, sino que nace de la actitud mental.
Por último, el texto destaca que la transformación de la salud y el bienestar exige constancia, sencillez y respeto por las leyes naturales del cuerpo y el espíritu. El desarrollo del sentido común práctico, junto con el cultivo de la serenidad interior, contribuye a una vida más equilibrada, plena y armoniosa, beneficiando tanto al individuo como a su convivencia con los demás.
A.R.Ribeiro.
Biblioteca del Nuevo Pensamiento