La obra está compuesta por una serie de capítulos en los que se enumeran y describen las cualidades del discreto. Entre ellas se destacan la prudencia, el buen juicio, la elegancia en el trato, la agudeza del entendimiento, la moderación, la firmeza de carácter y la capacidad de adaptación a las circunstancias. El discreto sabe equilibrar virtudes opuestas, domina las apariencias sin caer en la superficialidad y maneja con maestría la palabra y el silencio.
Más que un manual de conducta, el texto es un verdadero retrato moral e intelectual, cargado de sentencias, aforismos y agudezas, propios del estilo conciso y denso de Gracián. A través de estas máximas, el autor construye un ideal humano que combina el saber con la acción, el ingenio con la prudencia, y que se presenta como modelo a seguir para quienes buscan sobresalir en la vida cortesana y en la sociedad del Siglo de Oro.
Baltasar Gracián (1601–1658), jesuita y escritor aragonés, es uno de los grandes pensadores del Barroco español. Su obra, marcada por la brevedad sentenciosa y la agudeza conceptual, influyó en filósofos y escritores posteriores, desde Schopenhauer hasta Nietzsche. El discreto se integra dentro de su proyecto mayor, culminado en El Criticón, donde desarrolló de forma alegórica su visión de la vida humana como un camino de perfeccionamiento y prudencia.
Baltasar Gracián fue un escritor y pensador español del Siglo de Oro, ampliamente reconocido como uno de los más influyentes moralistas y teóricos de la literatura barroca. Nacido en Belmonte, en el Reino de Aragón, Gracián es conocido por sus obras que exploran temas como la prudencia, la ética, la política y el arte de vivir con sabiduría en un mundo complejo y engañoso. Su estilo aforístico, lleno de agudeza y condensación conceptual, lo convirtió en una figura central de la prosa barroca europea y en un referente para pensadores posteriores como Schopenhauer y Nietzsche.
La producción literaria de Gracián se caracteriza por su brevedad, densidad conceptual y tono moralizante. Entre sus obras más destacadas se encuentran El Héroe (1637), El Político (1640), El Discreto (1646) y, sobre todo, El Criticón (1651-1657), considerada su obra maestra.
Gracián revolucionó la prosa de su tiempo mediante un estilo conciso, lleno de metáforas y paradojas, propio del conceptismo barroco. Sus reflexiones sobre la prudencia, la discreción y la habilidad para desenvolverse en la vida ejercieron una influencia duradera en la filosofía y la literatura europeas. Schopenhauer, por ejemplo, tradujo el Oráculo manual al alemán y lo consideraba una obra de sabiduría incomparable. Nietzsche, a su vez, lo valoró como un maestro del pensamiento aforístico.
El impacto de Gracián radica en su capacidad de sintetizar la complejidad de la existencia en frases breves y penetrantes, anticipando formas modernas de pensamiento crítico y práctico. Su visión de la vida como un terreno de lucha y estrategia lo vincula con corrientes posteriores de filosofía existencial y con la teoría política.