DecÃa el sabio que las apariencias engaÃąan, pero bien mirado lo que engaÃąa son las expectativas, las ganas de ver y vivir lo que nuestro deseo ha dibujado, sin tener en cuenta la realidad. De ahà que a menudo acabemos Colgando de un hilo, esperando en vano una llamada que nunca llegarÃĄ o cultivando las malas hierbas de los celos.
Si alguien consiguiÃģ reunir en unas cuantas pÃĄginas todas las miserias y esplendores de la condiciÃģn femenina, esa fue Dorothy Parker. En la mayorÃa de sus cuentos las protagonistas son mujeres que se pierden en amores ridÃculos, que se empeÃąan en creer eternas unas relaciones dictadas solo por el deseo pasajero de un hombre, que usan su fragilidad como arma de seducciÃģn, un arma que a menudo se vuelve contra ellas dejÃĄndolas heridas de muerte.
Los cuentos de Dorothy Parker no son un alegato feminista, sino una mirada inteligente y cÃnica al mundo de la mujer, y aunque haya transcurrido mÃĄs de medio siglo, la actualidad de sus planteamientos continÚa totalmente vigente.
De eso y mucho mÃĄs hablan sus esplÃĐndidos cuentos de reunidos en esta magnÃfica ediciÃģn ilustrada. Historias que nos llevan de paseo por las calles de Nueva York para que veamos de cerca a hombres y mujeres que buscan el amor, aunque se venda muy caro. La mirada de la gran autora nos guÃa, su humor negro nos acompaÃąa en cada pÃĄgina, y al final, cuando las luces del Último bar se apagan y no hay mÃĄs copas que vaciar, nos queda el talento de una maestra que, hablando de sà misma, hablÃģ por todos.
ÂŦLo primero que hago por las maÃąanas es lavarme los dientes y afilar la lengua.Âŧ
Dorothy Parker
ReseÃąa:
ÂŦLos cuentos de Dorothy Parker no caducan nunca.Âŧ
LluÃs Moral, Alacarta.cat (CataluÃąa radio)
ÂŦEsta selecciÃģn de relatos reÚne a personajes que pueden parecer frÃvolos, pero es una crÃtica mordaz de la sociedad en que viven. Mujeres pendientes de un telÃĐfono a punto de sonar.Âŧ
Carmen LÃģpez, Ahora
Dorothy Parker, naciÃģ en West End (New Jersey) en 1893, pero desde muy joven residiÃģ en Nueva York, donde su inteligencia y carÃĄcter mordaz la consagraron como el alma de la famosa tertulia del hotel Algonquin. Colaboradora asidua de revistas como Vogue, Vanity Fair y The New Yorker, Parker fue testigo y juez de las costumbres burguesas que se imponÃan en la gran urbe. Autora de comedias, libros de poemas y cuentos, en los aÃąos de la posguerra trabajÃģ en Hollywood como guionista. MuriÃģ en 1967 en la habitaciÃģn de un hotel de Nueva York, a la edad de setenta y cuatro aÃąos, acompaÃąada por su perro y una copa de buen whisky escocÃĐs.