Historias, trayectorias en nuestros lugares, luchas de cada persona. El camino que elegimos no es fácil. Es un camino difícil, un camino arduo. Sin duda muchos nos dirán: “Por cada diez que ayudan, mil caen”, pero seguimos adelante porque vemos la alegría de aquel o aquella joven, que pudo ponerse de pie y empezar a caminar. Este chico/a ayudó a otro/a y nos fuimos dando cuenta de que esta lucha vale la pena. Así se construye la Familia Grande Hogar de Cristo.