Sin embargo, no todos advierten que el paco es un rostro nuevo de la exclusión, el más sangriento. Y mientras muchos siguen haciendo oidos sordos al problema, un grupo de personas, inicialmente convocadas por el padre Pepe Di Paola, llevan ya cinco años haciéndole frente a este flagelo. Fruto de este intento es lo que hoy se conoce como el Hogar de Cristo, una propuesta que proviene de “aceptar la vida tal como se nos presenta” como dijera Monseñor Jorge Bergoglio al cumplirse tres años de la sede San Alberto Hurtado del Hogar. La mirada de la fe de los sacerdotes, secundados por la comunidad, ha podido más que muchas teorías acerca de la droga.