Tales son el oír el evangelio predicado, el escudriñar las Escrituras, la oración en el armario, en la familia y en la asamblea de los santos, las ordenanzas de la casa de Dios, la conversación cristiana y la meditación secreta sobre las realidades divinas reveladas en la palabra de verdad. Sin el uso espiritual y continuo de estos canales de comunicación divinamente designados, el alma no puede mantenerse viva y animada en las cosas de Dios. Son tan necesarios para su salud, su crecimiento, su permanencia en toda buena palabra y obra, como el alimento y la bebida, el calor y el abrigo, son indispensables para el sustento del cuerpo natural.