Por el día soy madre en un barrio residencial, pero por la noche me gusta —ejem— soltarme la melena.
Me siento bendecida (o maldecida) por mi gran deseo sexual y tengo la suerte de contar con un marido estupendo que me cuida en todos los aspectos y que, además, me permite experimentar con todo lo que necesito para escribir. Me encanta hablar sobre mujeres sensuales y sumisas porque, en el fondo, es lo que soy. Pongo a mis chicas en situaciones extremas y difíciles en manos de hombres fuertes que se preocupan por ellas y que se aseguran de que las quieran y cuiden. Escribo lo que me gustaría leer, así que es de esperar que mis lectoras sean en su mayoría mujeres. No obstante, mis relatos son tan picantes que no me extrañaría que tuviese algún seguidor masculino por ahí.