Una novela que no entretiene: sacude, incomoda y revela lo que nadie quiere mirar.
¿Notas que algo va mal… pero aún no sabes ponerle nombre?
¿Sientes que te estás apagando, sin gritos, sin golpes, sin marcas?
¿Te han querido… a su manera?
Entonces esta novela no es solo una historia.
Es una advertencia. Un espejo. Un disparo certero al silencio.
Relatos de un Maltratador no habla desde la víctima.
Tampoco desde la ley.
Habla desde donde nunca se habla: desde la mente de quien maltrata.
Alfredo Quijano no pide perdón.
Tampoco busca comprensión.
Solo vomita lo que fue, lo que hizo, lo que destruyó.
Y mientras lo hace, vas entendiendo lo que nunca quisiste aceptar.
📘 Esta novela es para ti si:
Tu pareja te dice que exageras… y acabas pidiendo perdón tú.
Sientes que ya no puedes opinar sin medir cada palabra.
Tu familia te dice que él parece “tan bueno” y tú te sientes culpable por dudar.
Cada detalle tuyo molesta, cada gesto suyo se justifica.
No hay golpes… pero cada día duele más.
📘 Esta novela también es para ti si:
Eres padre y sabes que algo no encaja en la relación de tu hija, aunque no sepas cómo decírselo.
Eres hermano y ese cuñado perfecto no te da buena espina.
Tienes una amiga que ya no es la misma y no sabes cómo abrirle los ojos.
No es una historia ligera.
No es una historia cualquiera.
Es una sacudida emocional, contada desde donde nadie se atreve.
No habla la víctima. No habla el juez. Habla el que hizo daño.
Y por eso, esta historia arde.
Un libro que no te dejará indiferente. Que incomoda. Que remueve. Que duele...
“No nací sabiendo hacer daño. Lo aprendí por el camino.”
Juan Carlos Camacho García nació en Bogotá en 1980, dejó su país natal con 19 años y, tras un periodo viviendo en San José de Costa Rica, se radicó de manera definitiva en Madrid, España. Ha dedicado toda su vida al trato cercano con las personas.
Empresario desde los 17 años y con estudios en Ingeniería Industrial, ha sido formador de redes comerciales, creador de equipos de ventas, coach, gestor de empresas en crisis y director de compañías en entornos de alta exigencia. Hoy dirige una clínica dental en Villanueva del Pardillo.
Está casado por segunda vez y es padre de dos hijas de 13 y 18 años. No volvió nunca su rostro al mundo, Relatos de un Maltratador fue escrita en uno de los momentos más desgarradores de su vida: mientras atravesaba su divorcio. No nació como un proyecto editorial, sino como un acto de desahogo, una forma de ponerle palabras al dolor y de enfrentarse sin escudos a su propia historia emocional.
Desde su adolescencia, escribía en silencio, como forma de rebeldía. Al despertar al amor, comenzó a plasmar sus sentimientos en el papel, y en ocasiones, a compartirlos. No es un escritor de vocación tardía, sino de vocación temprana y contenida. Es alguien que escribe cuando pensar no le basta. Que canta cuando hablar no alcanza.
La música forma parte de su identidad. Canta como tenor en un coro lírico, donde su voz encuentra un cauce emocional tan profundo como el de la palabra escrita. Ambas expresiones —la música y la literatura— son, para él, formas de respirar.
Comparte su hogar con dos gatos esfinge, Coco y Draco, que no son meros espectadores silenciosos, sino compañeros de vida imprescindibles. Lo adoran, lo buscan, lo acompañan. Son parte activa de su día a día y testigos fieles de sus noches de escritura, reflexión y ensayo.
Con esta primera obra, Jota no se presenta como autor consagrado, sino como un ser humano que se atrevió a mirar hacia dentro. Que quiso comprender. Que necesitaba escribir esto. Y que, finalmente, lo escribió.