LA HISTORIA DE LAS OLIMPIADAS
Ruben Ygua
may 2025 · Ruben Ygua
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La fecha de fundación de Olimpia es desconocida, se supone que la ciudad fue resultado de una larga evolución, porque durante muchos siglos, el valle entre los ríos Alfeo y Cladeo, cuya fértil llanura es dominada por el pequeño monte Cronos, fue un lugar de culto y de prácticas rituales honrando a una sucesión de dioses, y el primero de ellos, según la tradición, allá por el II milenio a.C., fue Cronos, al que junto con su esposa Rea los sumos sacerdotes ofrecían sacrificios en la cima del monte. Esta tradición oral, narrada por Pausanias (hacia 170 dC.) y Filóstrato (alrededor de 200 dC.), fue ulteriormente confirmada por las investigaciones arqueológicas. Con el transcurso del tiempo, Zeus hijo de Cronos, fue sustituyendo a su padre, como la principal divinidad del Santuario, y su culto se incrementa con el transcurso de los años. El culto de Zeus atrae al valle de Olimpia peregrinos procedentes de los más diversos lugares de la Hélade, que vienen a rendirle culto y a ofrecerle sacrificios. Y es aquí en donde, según la opinión dominante entre historiadores y arqueólogos, nació la idea que en su evolución histórica daría lugar a los Juegos deportivos, basando su espíritu en la más pura esencia ritual. Según Umminger, los peregrinos que a Olimpia llegaban ofrecían a Zeus un gran sacrificio, en cuya pira le eran inmolados los presentes que los devotos ofrecían al dios. Encender la llama de la gran hoguera, suponía un privilegio y una distinción especialmente codiciados, por eso se estableció un método para la elección del afortunado. Los peregrinos que deseaban disputar aquel honor, se colocaban alineados a una cierta distancia prudencial y a una señal emprendían veloz carrera hacia el lugar donde, en pie y con una antorcha en la mano, aguardaba un sacerdote. Al primero en llegar hasta él le cabía el honor de encender la llama de la gran pira. Este fue el origen de los Juegos de Olimpia, como dice Umminger, impregnados en su esencia de una atmósfera de conmovedora sencillez.
Esta competición ritual daría origen a la carrera denominada del estadio (192,27 metros), que fue la primera de las pruebas que integrarían el calendario de los antiguos juegos y que conservará el privilegio de primogenitura a lo largo de toda la evolución histórica de las primeras Olimpiadas, a las que se acostumbraba identificar con el nombre del vencedor de esa prueba, que sería inscrito y respetado por las futuras generaciones.
Acerca del autor
Nació en Uruguay, está radicado en Brasil desde 1982, donde trabaja como ilustrador publicitario y profesor de historia clásica.
Es autor de varios libros de Historia, tres atlas históricos de la Antigüedad clásica y más de veinte romances.
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