El dÃa de su 19o cumpleaÃąos, Rachel Verinder recibe de su difunto tÃo, el coronel Herncastle, un dudoso hÃĐroe de las campaÃąas militares del imperio BritÃĄnico en la India, un esplendoroso legado: un diamante enorme, cuyo brillo crece o mengua en consonancia con las fases lunares, y valorado en 30.000 libras. Lo que no sabe Rachel es que esta valiosa joya es producto de un robo sacrÃlego y que acarrea una maldiciÃģn. La misma noche en que la recibe tiene ocasiÃģn de comprobar que se trata en realidad de un regalo envenenado: el diamante desaparece y siembra la confusiÃģn, la desconfianza, la codicia y la muerte en una familia hasta entonces bien avenida.
Admirada por T. S. Eliot, Borges o P. D. James, entre tantos otros, La Piedra Lunar (1868) no sÃģlo goza de un lugar de honor en la tradiciÃģn de la novela detectivesca, sino que es una fantasÃa mÃĄs bien cÃĄustica sobre los hechos y consecuencias del colonialismo. En ella tanto el ÂŦbotÃn de guerraÂŧ como el opio tienen un papel decisivo en el desarrollo de su enrevesada ?si bien implacable? trama.
Wilkie Collins escribiÃģ un clÃĄsico ?que hoy presentamos en una nueva traducciÃģn de Catalina MartÃnez MuÃąoz? donde la pasiÃģn de la experiencia y el desafÃo a lo creÃble se oponen a los estragos de la mentalidad utilitaria. Ãsta no es una novela para personas que tienen ÂŦla misma imaginaciÃģn que una vacaÂŧ.
Wilkie Collins, hijo del paisajista William Collins, naciÃģ en Londres en 1824. Fue aprendiz en una compaÃąÃa de comercio de tÃĐ, estudiÃģ Derecho, hizo sus pinitos como pintor y actor, y antes de conocer a Charles Dickens en 1851, habÃa publicado ya una biografÃa de su padre, Memoirs of the Life of William Collins, Esq., R. A. (1848), una novela histÃģrica, Antonina (1850), y un libro de viajes, Rambles Beyond Railways (1851). Pero el encuentro con Dickens fue decisivo para la trayectoria literaria de ambos. Basil (ALBA CLÃSICA nÚm. VI; ALBA MÃNUS nÚm.) iniciÃģ en 1852 una serie de novelas ÂŦsensacionalesÂŧ, llenas de misterio y violencia pero siempre dentro de un entorno de clase media, que, con su tÃĐcnica brillante y su compleja estructura, sentaron las bases del moderno relato detectivesco y obtuvieron en seguida una gran repercusiÃģn: La dama de blanco (1860), Armadale (1862) o La Piedra Lunar (1868) fueron tan aplaudidas como imitadas. Sin nombre (1862; ALBA CLÃSICA nÚm. XVII; ALBA CLÃSICA MAIOR nÚm. XI) y Marido y mujer (1870; ALBA CLÃSICA MAIOR nÚm. XVI; ALBA MÃNUS nÚm.), tambiÃĐn de este perÃodo, estÃĄn escritas sin embargo con otras pautas, y sus heroÃnas son mujeres dramÃĄticamente condicionadas por una arbitraria, aunque real, situaciÃģn legal. En la dÃĐcada de 1870, Collins ensayÃģ temas y formas nuevos: La pobre seÃąorita Finch (1871-1872; ALBA CLÃSICA nÚm. XXVI; ALBA MÃNUS nÚm 5.) es un buen ejemplo de esta ÃĐpoca. El novelista muriÃģ en Londres en 1889, despuÃĐs de una larga carrera de ÃĐxitos.
Catalina MartÃnez MuÃąoz ha desarrollado una amplia actividad en el campo de la traducciÃģn literaria, en equilibrio entre la tradiciÃģn y la modernidad. A lo largo de su vida profesional ha traducido mÃĄs de 200 tÃtulos de autores de diversas ÃĐpocas y gÃĐneros, con especial dedicaciÃģn a los clÃĄsicos britÃĄnicos y estadounidenses del siglo XIX y primer perÃodo del siglo XX como Thomas Hardy, Robert Louis Stevenson, Wilkie Collins, Rudyard Kipling, Joseph Conrad, Oscar Wilde, H. G. Wells D.H. Lawrence, Mark Twain o Henry James; grandes autoras clÃĄsicas como Virginia Woolf, Edith Wharton, Willa Cather o Doris Lessing, y contemporÃĄneas como Anita Brookner y Rachel Cusk. En el campo de la novela negra, ha traducido a Elmore Leonard, David Peace y Eoin Mcnamee. En el apartado de no ficciÃģn sus trabajos incluyen ensayos de ciencias polÃticas y sociales, psicoanÃĄlisis, crÃtica literaria y catÃĄlogos de exposiciones.