Para Wittgenstein la lógica era algo simultáneamente claro como el día y oscuro como la noche. Él mismo resumió su obra en el prólogo con una frase contundente: «Lo que se puede decir, se puede decir claramente, y de lo que no se puede hablar, se debe callar».
Ludwig Wittgenstein (1889-1951) fue un filósofo, matemático y lingüista austríaco. Fue discípulo aventajado de Betrand Russell en la Universidad de Cambridge, donde con el tiempo acabaría siendo profesor. Participó en la I Guerra Mundial, donde en las trincheras tomó las notas que acabarían convirtiéndose en el Tractatus logico-philosophicus, que influyó poderosamente a los miembros del Círculo de Viena, aunque nunca llegó a considerarse miembro de este grupo. Este fue el único libro que publicó en vida, póstumamente aparecieron otras obras, La investigaciones filosóficas.
Wittgenstein llevó una vida muy discreta, centrado en sus estudios filosóficos. Tras la muerte de su padre renunció a la fortuna familiar. Se negó a recibir tratamiento contra el cáncer de próstata que acabaría con su vida. Su últimas palabras fueron: «Díganles a todos que he tenido una vida maravillosa».