Cuando una discográfica edita un CD con maquetas y versiones descartadas de aquel álbum mítico, y Annie, Duncan y el reaparecido Tucker comienzan a cruzarse por los caminos de internet, y también a encontrarse en la realidad más real, descubrirán que la vida nos da sorpresas, que hace y deshace mitos, une y desune parejas, y que todo, aun en el límite de la madurez, puede cambiar.
Nick Hornby (Maidenhead, 1957), licenciado por la Universidad de Cambridge, ha ejercido de profesor, periodista y guionista. En Anagrama se recuperaron sus tres extraordinarios primeros libros, Fiebre en las gradas: «Memorable» (José Martí Gómez, La Vanguardia); Alta fidelidad: «Con una importancia equiparable a lo que representaron para la juventud de su tiempo El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, o En el camino, de Jack Kerouac» (Enrique Blanc, Reforma); y Un gran chico: «Una lectura sumamente recomendable; un tipo que escribe de maravilla» (Jorge Casanova, La Voz de Galicia). Luego se ha ido publicando su obra posterior: Cómo ser buenos: «Un clásico de la literatura cómica. El humor y la mordacidad con los que Hornby se enfrenta a la historia no están reñidos con la penetración psicológica y la profundidad» (Ignacio Martínez de Pisón); 31 canciones: «Muy inteligente y ligero en el mejor sentido. Encantador también, ya lo creo» (Francisco Casavella); En picado: «Brillante novela coral de un autor de libros tan brillantes como modernos» (Mercedes Monmany, ABC); Todo por una chica: «Nick Hornby es capaz de levantar una de sus fábulas urbanas contemporáneas y de adornarla con la principal virtud de su literatura: el encanto» (Pablo Martínez Zarracina, El Norte de Castilla); Juliet, desnuda: «Dulce y amarga a la vez, muestra al mejor Hornby» (Amelia Castilla, El País); Funny Girl: «Fina, mordaz e inteligente... Una auténtica delicia» (Fran G. Matute, El Mundo), y Alguien como tú: «Encuentra su fuerza narrativa en la capacidad comunicativa de Hornby, en la calidez y la verdad con que retrata situaciones que todos hemos vivido o podríamos vivir» (Sergi Sánchez, El Periódico).