Con el molde del juego probaremos a concebir la realidad entera y a digerir la temática filosófica en sus tópicos más relevantes. Porque en este escrito la palabra juego funcionará como un significante flotante (en la nomenclatura estructuralista), como un valor simbólico cero, susceptible de aplicarse a cualquier fenómeno, y útil para conexionar nuestras inquietudes en los escenarios más diversos. Con dicha táctica, este libro recorrerá los problemas fundamentales de la filosofía para ofrecer al lector una visión aventurera al mismo tiempo que coherente. Empezando por un juego de solitario, el del Yo pensante, nos abriremos al pensamiento y al mundo, como juego en que participamos los hombres; veremos cómo en él se constituye el sentido o ser de las cosas, y cómo ese juego nos catapulta a un Gran Juego columbrado, al Juego de Ser (por llamarlo de algún modo), a un jugar sin sujeto y sin reglas al que no cabe aplicarle nuestras nociones. En tal juego intervenimos los hombres y efectuamos nuestras apuestas con los otros y con nosotros mismos y ante la muerte.
Este libro se dirige a los jugadores genuinos, a los amantes del juego al margen de su resultado, dispuestos a los triunfos y a las derrotas, y a la derrota definitiva, sabedores de que todo es un juego después de todo. Emprenderemos, pues, un juego en sentido estricto y en sentido laxo, habida cuenta de que el ser y la nada, la verdad y el conocimiento, el mundo y las cosas, el hombre y el Yo pensante, la sociedad y la historia, el bien y el mal, Dios y el absurdo, la transcendencia y la muerte… son piezas, cartas o fichas con que nos hemos topado en un juego que nos abarca y al que nos sentimos arrojados. En cuanto juego, este libro, verdadero curso de filosofía para jugadores, aspira solo a que sus jugadas cuadren.