En ese fascinante empeño, George Perec no cesó de trastocar las convenciones de lo sensible y las jerarquías establecidas: "Con franqueza, ¿qué es lo que se me pregunta?, ¿si pienso antes de clasificar?, ¿si clasifico antes de pensar?, ¿cómo clasifico aquello que pienso?, ¿cómo pienso cuando quiero clasificar?".
Su mirada minuciosa y escrutadora confiere a la trivialidad, a los seres y a las cosas cotidianas una densidad inesperada que aún nos turba y nos maravilla.