El bienestar y su reverso inseparable, la codicia y los falsos proyectos, convertidos en materiales de derribo. El espejo en que se mira la vida de Esteban, a su manera un hombre sin atributos, devuelve una imagen hecha de sueños rotos y de ilusiones perdidas. Nada se ha librado de la voracidad. El amor, la familia, la amistad y los códigos sociales también han formado parte del menú en este banquete de unos pocos.
Como es habitual en las novelas de Rafael Chirbes, el interior de los personajes, lo que éstos piensan y sienten sobre sí mismos y sobre el mundo que habitan, se corresponde con un determinado paisaje exterior que en este caso tiene como referencia ineludible al pantano. Éste, principio y final de la narración, va adquiriendo un creciente peso simbólico que, siempre sujeto a un feroz materialismo, nos ayuda a comprender las complejas relaciones que los seres humanos mantienen con su entorno y con su historia. La novela nos obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas. Heredero de la mejor tradición del realismo, el estilo de En la orilla se sostiene por un lenguaje directo y un tono obsesivo que atrapa al lector desde la primera línea volviéndolo cómplice. La variedad de recursos –monólogos, narración en tercera persona, diálogos– permite abrir el campo de la novela a otras situaciones y personajes. El perro Tom, Liliana, el oportunista Francisco, Justino y el estafador Pedrós componen una red de intereses y rencores.
Después de Crematorio, la novela anterior del autor, galardonada con el Premio de la Crítica, entre otras distinciones, y considerada «una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo), En la orilla es una magnífica y terrible obra maestra, de todo punto inolvidable.
Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) es autor de Mediterráneos, El novelista perplejo, El año que nevó en Valencia, El viajero sedentario, Por cuenta propia y las novelas Mimoun: «Hermosa e inquietante» (Carmen Martín Gaite); «Chirbes ha sabido inventar una nueva voz» (Álvaro Pombo); La buena letra; Los disparos del cazador; La larga marcha: «Extraordinario» (Antonio Muñoz Molina); «El libro que necesitaba Europa» (Marcel Reich-Ranicki); La caída de Madrid (Premio de la Crítica Valenciana): «Gran novela» (J. E. Ayala-Dip, El País); «Acredita una maestría de escritor y un instinto idiomático que lo sitúan en un nivel artístico superior» (Ricardo Senabre, El Cultural); Los viejos amigos (Premio Cálamo): «Uno de los narradores españoles serios e importantes» (Santos Sanz Villanueva, El Mundo); Crematorio (Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Cálamo, Premio Dulce Chacón y con una adaptación televisiva de gran éxito): «Una novela excelente, la mejor de Chirbes y una de las mejores de la literatura española en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, El Mundo); En la orilla (Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Francisco Umbral, Premio ICON al Pensamiento): «Poderosísima» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «El cronista moral de la realidad española reciente» (J. M. Pozuelo Yvancos, ABC); y Paris-Austerlitz: «Soberbia... Chirbes se nos muestra en estado de gracia» (Carlos Zanón, El País). Además, Anagrama ha publicado los tres tomos de sus Diarios: «Un inigualable testimonio personal» (Jesús Ferrer, La Razón).