Robinson Crusoe, publicada en 1719, inaugura en Inglaterra la novela moderna y, a lo largo de los siglos, sus personajes han ingresado en la restringida familia de los arquetipos imperecederos. «Como Odiseo en su singladura hacia Ítala -nos dice J.M. Coetzee en el prólogo- o como el Quijote montado sobre Rocinante, Robinson Crusoe, con su loro y su sombrilla, se ha convertido en un personaje de la conciencia colectiva de Occidente que trasciende al libro en el que se celebran sus aventuras. Tras haber aspirado a pertenecer a la Historia, se ha encontrado inmerso en la esfera del mito.»
Esta edición, que reúne las dos partes del clásico con ilustraciones de la época, recupera también la espléndida traducción de uno de nuestros clásicos contemporáneos, Julio Cortázar.
«La verdadera grandeza de una vida consiste en llegar a ser el dueño de uno mismo.»
Daniel Defoe (Londres, 1660-1731) fue novelista, periodista, poeta e historiador; su vida transcurrió por oscuros vericuetos: viajes, empleos diversos, amistades políticas y misiones secretas. En su obra cultivó distintos géneros, como la sátira: El verdadero inglés de Inglaterra (1701), El medio más rápido para acabar con los disidentes (1702) y Augusta Triumphants o Cómo hacer de Londres la ciudadmás floreciente del mundo (1728); la novela realista: La aventuras de Moll Flanders (1722), Diario del año de la peste (1722) y Roxana o la amante afortunada(1724), y el ensayo económico-político: Consideraciones sobre el crédito público (1724), El perfecto comerciante inglés (1726) y Plan del comercio inglés (1728). Con todo, su obra más conocida es sin duda Robinson Crusoe (1719).