Es a partir del amor hacia Dios que San Benito puede vencer cada una de las tentaciones que se le presentan a lo largo de su vida. Con el signo de la cruz de Cristo él derrota a la oscuridad y puede mirar más allá de lo obvio. Tiene la capacidad de poder ver el corazón de cada hombre y las intenciones de estos.
La Cruz lo protegió día a día. Dios lo llevó de la mano y lo condujo hacia el camino de la Luz Divina, fuente de vida y misterio. Con el signo de la cruz destruyó la copa que contenía el vino de su muerte y con la Cruz dio inicio a cada uno de sus milagros, resucitó a los muertos, curó a los enfermos y defendió a su rebaño de ovejas como el buen pastor que supo ser.
La cruz lleva al hombre a la vida eterna a partir del sacrificio que lo conduce a la Luz Divina.
A través de esta publicación, recorreremos los aspectos más significativos de la vida de San Benito Abad, nuestro Santo Guardián.