Como crítico tanto del socialismo como del capitalismo, y ferviente católico, Belloc expone una historia de Europa donde, durante generaciones, la esclavitud pagana del Imperio Romano se transformó en un modelo "distributivo" de la Edad Media. Pero, argumenta, este modelo fue roto por el surgimiento del capitalismo en Inglaterra durante el reinado de Enrique VIII. Desde entonces, el capitalismo se ha ido acercando cada vez más al estado servil: la restauración del estatus en el lugar del contrato, y un vasto proletariado de asalariados con pocos propietarios increíblemente ricos.