Para los sistemas políticos somos hierba o carne.
Ese instrumento cortante que arrebata con diabólica fangosidad el poder, devora hierba y carne humana cuando lo estima necesario. Hierba somos mientras se nos puede convencer con discursos ideológicos; y en carne nos convertimos cuando ello no basta y se necesita infundir terror, persecuciones sangrientas, plenos abusos bajo la luz del día, e injusticias que son acompañadas con indecibles sufrimientos y lágrimas.
Cuando el ciudadano--y sociedad--rescinde sus derechos de autentica libertad sometiéndose a los paradigmas ideológicos de cada corriente política, entonces es lógico esperar estados de depresión degenerativa: alcanzando al individuo y sistema político-económico.
Nuestra esperanza no debe arraigarse en esos montones arenosos que el viento dispersa periódicamente.
CONTENIDO:
-Introducción.
-El Nuevo Orden Mundial.
-ONU: restructuración geopolítica.
-La esperanza que se pierde.
-Herbívoros y carnívoros.
-Acerca del autor.